sábado, 7 de octubre de 2017

Sistema del Río Munio

El plan era ambicioso: empezar a andar prontito, subir los 820 m de desnivel hasta la Torca del Hombre, realizar la travesía de Río Munio, ir a Cuevas Sopladoras, realizar la travesía y salir por la Cueva del Agua con tiempo suficiente para hacer la bajada de día...

Las dos travesías. Imagen de Iberpix.

Salimos de Aranda el viernes, en cuanto Rebeca pudo salir de trabajar. Con el tiempo super-estable que estamos sufriendo (sí, porque a ver si llueve de una vez, que se me han secado los geranios), optamos por la ruta más corta, cruzando el portillo de la Sía. Un leve jirón de niebla en lo más alto fue toda la dificultad que nos planteó el viaje hasta el albergue Coventosa, de Asón. Cenita y a la cama, que tocaba madrugar.

A las 07:15 nos pusimos en pie. Necesitábamos aprovechar todos los minutos de luz, que Octubre no es lo mismo que Junio. Con las farolas aún encendidas, avisamos de nuestras intenciones al 112 y nos pusimos en marcha.

Con el lujo de no necesitar mover el coche, caminamos 300 m por la carretera hacia los Collados. Bajamos a cruzar el puente sobre el Asón y comenzamos la subida por la canal de Rolacias. La senda no está muy pisada pero es evidente. Tras salir de las últimas casas, va cruzando el cauce seco del barranco, hasta instalarse definitivamente en la izquierda orográfica, a la vez que vamos entrando en bosque. No hay pérdida posible hasta las cabañas del Chumino. Llegando a éstas, dejamos una primera senda que sale hacia nuestra derecha, hacia atrás. Es la señal para que estemos atentos, pues pocos metros  después aparece a la derecha la senda que sube hacia Río Munio.

Subida a la Torca del Hombre. Imagen de Iberpix.

Esta subida está menos marcada aún, pero también es bastante evidente. Al poco de empezar a subir, aparecemos en un prado, que seguimos por el borde izquierdo. Pasamos a un nuevo prado y, siempre por el borde izquierdo, cruzamos un cauce seco, que no es el río Munio. La subida se acentúa y la senda (mejor dicho, las sendas) se va separando del cauce para ir ganando altura. Podemos elegir la que queramos: más larga con menos inclinación o más directa e inclinada. Aunque no llegamos a ver la cueva, la intuimos. Todas las sendas se van dirigiendo a un hombro que separa el barranco del Munio del que hemos cruzado antes. Nos internamos en este otro y seguimos subiendo. Cuando ya parece que vamos a coronar, a unos 100 metros de terminar la subida, hacemos una diagonal ascendente hacia nuestra izquierda, que nos sitúa en el extremo de los prados de Elguerón. El paisaje es espectacular, dominando el valle de Rolacias, con el Mortillano al fondo.

Atravesamos los prados en dirección a una cabaña hundida al pie de las paredes. La rodeamos por detrás y cruzamos hacia el bosque. Dentro de éste, empezamos a bajar en dirección SE. Dejamos un par de agujeros y encontramos la Torca del Hombre a nuestra derecha, a unos 4 metros encima de un pequeño claro-hondonada. No se la ve hasta que no metes la nariz dentro, así que encontrarla sin GPS puede ser laborioso. Hemos tardado 2h20 desde el bar de Margari.

Sin demora, nos disfrazamos y mis compañeros me obligan a entrar primero, para que vaya instalando el primer pozo. Me encanta abrir la marcha, salvo por el pequeño detalle de mi irracional aracnofobia, que se hace patente en estas bocas estrechas. Destrepo el P6 sin dificultad, pero en el meandro de la base me encuentro unas cuantas de mis amigas, así que me doy prisa por alcanzar la cabecera del P57, donde la cosa se amplía y mis temores se alejan.

El pozo es precioso, acampanado, totalmente volado. En su base, un corto meandro nos deja en la cabecera del P8, P18 o lo que sea. Da igual. Soltamos cuerda y hasta que toque el fondo. Ojo con la roñosa cabecera: uno de los parabolt está totalmente suelto.

Cabecera del segundo pozo.

Seguimos con un P14, estrecho al inicio, limpio, precioso. En su base se subexcava un meandro. Bajamos por donde más cómodo nos resulte y pocos metros después alcanzamos el pasamanos que nos lleva a la cabecera del P34. Es otro pozo cómodo y limpio, que nos deja al lado del río.

Tercer pozo, P14.
Base del P14.
Tras el P14, se subexcava un meandro hacia el P34.
P34.

Recogemos las cuerdas, que ya no nos harán falta, y seguimos a pie, guiados por el curso de agua, a ratos agachados, a ratos de pie; nada incómodo. Dejamos a la izquierda una galería que se supone se debe tomar en caso de crecida y vamos descendiendo hasta alcanzar el paso sifonable. Ahora mismo no hay más que un charquillo. Se pasa a gatas sin complicaciones. Ya estamos en la galería principal.

Galería hacia el paso sifonable.

Como queremos ir a Sopladoras, no nos entretenemos remontando el Cañón y en pocos minutos estamos en la calle de nuevo. Creo que tardaríamos unas 2,5 h en esta travesía.

Boca de la Cueva del Río Munio.

Reponemos fuerzas al sol y al emprender la marcha nos sorprende el estruendo de un disparo. Y ladridos. Como no hemos visto claro cómo cruzar al barranco de la Sota, bajamos hasta las cabañas del Chumino y allí nos encontramos con los cazadores. Nos piden 10 minutos de espera, porque al parecer había un jabalí por nuestro camino. Les preguntamos cómo subir hacia la cascada de la Cuesta del Avellano, y nos dicen que no saben muy bien, pero que al final de los prados debe de haber una senda. Haciendo caso de otras descripciones de esta travesía y de ellos, llegamos al final de los prados y comenzamos a subir para evitar el bosque. Ni rastro de senda. Seguimos subiendo. ni rastro de senda. Llegamos al pie de unos cortados, donde recuerdo haber visto una fotografía de otra descripción en internet. Ni rastro de senda. Decidimos seguir ganando altura para luego cruzar por lo que parece una terraza entre cortados hasta la cabecera de la cascada. Ni rastro de senda, por si no lo había dicho ya. Caminamos con ayuda de las manos, por pendientes de hierba que ya pasan de 45º. Esto está empezando a ser muy expuesto y hay que asegurar bien cada paso. Aunque llegásemos algún día a Sopladoras, sería ya muy tarde para salir de día. Desistimos y comenzamos el retorno. Decido enfundarme el mono de cordura y los guantes y echo el culo a la hierba. El deslizamiento resulta ser una gran opción, rápida y segura, pues me puedo frenar sin dificultad con pies y manos. Así que convertimos un retorno incierto en una divertida actividad.

Situación de Río Munio y Sopladoras. En naranja, posible ruta de conexión. En rojo, nuestra ruta (puntos finos para lo que nos quedó pendiente). Con ? posibles sendas, no comprobadas.
Imagen de Iberpix.
Tranquilamente bajamos a Asón y cambiamos la segunda travesía por unas rabas y unas cervezas de Margari. Después de todo, volvemos a casa con buen sabor de boca.

Dominando el Valle de Rolacias, con el Mortillano al fondo.


 Fotos de Pablo González.










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