domingo, 2 de agosto de 2015

De barrancos por Gavarnie

Es mi primer verano con vacaciones desde hacía años. Después de haber empleado una semana en Gerona, decidimos pasar la segunda en el Pirineo francés.

Buscábamos algún lugar donde poder ver naturaleza y hacer turismo. A ser posible, un valle que no conociésemos, no accesible desde casa en un fin de semana pero tampoco excesivamente alejado para no darnos una paliza de viaje con Lucas. Y, ya puestos, que tuviese algún barranco, jejeje... Así que optamos por Luz St. Sauveur, en el llamado Pays Toy.

Buscamos alojamiento en el propio Luz. Desde allí, estamos bien centrados para visitar Lourdes, Pau, Gavarnie, Pont d'Espagne, el Tourmalet... Es la última semana de Julio, y la ocupación y los precios son bastante elevados. Nos vemos obligados a descartar nuestra idea de buscar un bungalow y optamos por un apartamento en uno de los edificios antiguos del barrio del balneario de Luz. Los techos están a más de 3 metros de altura, los suelos están desnivelados y dudamos de la capacidad de mantenerse calientes en invierno, pero el baño es moderno y resulta espacioso. Además permite que duerman también mi hermano y mi cuñada, que nos acompañarán el último fin de semana.

Comenzamos la semana haciendo turismo tranquilo. Conocemos Luz, nos acercamos al circo de Gavarnie, al lago de Gaube en el Pont d'Espagne, visitamos Lourdes y Pau y ascendemos el mítico Tourmalet en coche (aunque yo ya lo había pasado esquiando...).

Lucas en el Pont d'Espagne.

Lucas en el lago de Gaube.

Lucas en Gavarnie.


Lucas en el circo de Gavarnie.

Lucas en Lourdes.

Lucas en Pau.

Pero paro ya, que lo siguiente sería cascaros aquí el vídeo de las vacaciones, y vamos al grano:



De barrancos por Gavarnie


En torno a Luz existen unos cuantos barrancos. Se pueden ver fácilmente en Descente-canyon: Saugué, Ossoue, Gèdre, Tourettes, Gloriettes... Ninguno de ellos parece tener el atractivo de un Mascún o un Llech por sí solo, pero son motivo más que suficiente para visitar la zona.

La idea es hacer turismo durante la semana y esperar la llegado de mi hermano el segundo fin de semana para hacer algún descenso. Tenía los ojos puestos en el Ossoue superior, cortito y bonito, en principio. Completaríamos con algo de tipo Gloriettes, pues el Saugué debería resultar muy caudaloso para él.

Durante la semana, al subir a Gavarnie, me detengo en la carretera y observo la cascada de Pich Gaillard. Se ve un chorro potente y un segundo chorro secundario flojito. Eso significa que el caudal debería ser alto pero factible.

El miércoles decidimos ir al Tourmalet. Arriba nos pilla niebla, y según bajamos hacia Bagnères-de-Bigorre empieza a llover. Vista Pich Gaillard, no hacía ninguna falta la lluvia, pero es lo que hay. Ahora bien, el jueves el cielo cae sobre nuestras cabezas. Hasta el viernes no deja de llover. Durante los tres días, algunas zonas cercanas registran más de 70 l/m2.

Barranco de Ossoue superior. Por esa grieta bajaba mucha, mucha agua.

Me temo que nuestro fin de semana se ha transformado en:


De lluvias por Gavarnie


Visto el panorama, hay que buscar cosas más secas.

El día que Lucas visitó la cascada de Gavarnie, por la tarde subimos en coche al puerto de Tentes, en lo alto de la estación de esquí de Gavarnie. Desde el puerto se veía enfrente una cascada en volado con un hilillo de agua que provenía del glaciar des Gabiétous. Bicheando después, pude comprobar que es el mal llamado barranco de Boucharo (Bujaruelo). Lo correcto sería llamarlo barranco de Gabiétous (o Gabieto, como el de España). No hay mucha información al respecto, parece un pequeño barranco con algún rápel de aproximación a su punto de interés: la cascada final en volado.

Glaciar de Gabiétous, con el barranco de Boucharo debajo. A la derecha, el puerto de Bujaruelo.

El mismo curso de agua sigue su descenso hacia Gavarnie encajándose después en los barrancos de Tourettes superior e inferior. Hay diversidad de opiniones en cuanto al atractivo del inferior, pero parece haber unanimidad en que el superior merece la pena. Encontré un informe que mencionaba caudal normal en el tramo superior el 5 de Julio. Al tener una cuenca no muy extensa y con el tiempo transcurrido, quizás seguiría factible a pesar de las lluvias...

Lucas sobre el valle de Pouey Aspé.

No parecía un mal plan. Echándole un poco de morro al asunto, nuestras Lorenas nos dejarían en el puerto de Tentes, a 2.200 m de altitud. Descenderíamos el barranco de Boucharo y seguiríamos descendiendo por el fondo del valle hasta el Tourettes superior. Tras éste, continuando con tiempo y ganas, podríamos continuar por el Tourettes inferior, o bien abandonar entre cualquiera de ellos para bajar al pueblo de Gavarnie, donde nos recogerían a 1.400 m de altitud.

Nuestro plan.

Y el domingo, se verá.


Barranco de Boucharo o Gabiétous


De acuerdo con el plan, nos levantamos y salimos hacia Gavarnie. De camino, nos detenemos para ver la cascada de Pich Gaillard. No es que haya un chorro potente y alguno secundario; más bien cae agua por todos lados. Mal presagio...

La niebla y 6ºC nos reciben en lo alto del puerto. Nos planteamos abandonar, pero ya que estamos allí... No hay problemas por no ver tres en un burro durante la aproximación: basta con seguir el camino hacia el puerto de Bujaruelo y desde éste la marcada senda que sube hacia el puerto de Sarradets y la Brecha de Rolando. El primer arroyo que nos crucemos será nuestro barranco.

Una mañana cualquiera de Agosto en el puerto de Bujaruelo.

Abandonamos la senda y comenzamos a descender hacia el cortado que nos espera. Se nota que el terreno se pasa más tiempo durante el año bajo la nieve. Vamos ganando inclinación a medida que aparecen zonas de roca desnuda. Se podrían ir instalando rápeles arrampados, pero preferimos esquivar fácilmente por los laterales. No está el tiempo para entretenernos con florituras.

Primeras rampas.

No mucho después llegamos a la cabecera del primer rápel. Se trata más bien de un seguro de aproximación a la verdadera cabecera, situada justo en la grieta de entrada al barranco. El agua que había llegado hasta aquí diseminada en varios arroyuelos por la ladera se concentra en un único punto y nos muestra que el hilillo de días anteriores se ha convertido un un caudal alto.

En la vertical del segundo rápel hay un bloque empotrado que permite descender por el agua o separarte de ella. Preferimos separarnos y rapelar tranquilamente. Se supone que Boucharo es sólo el entrante de hoy. Nos metemos en la grieta y sin soltar la cuerda se alcanza la reunión del rápel volado. La imagen es sobrecogedora: un pasillo encajado que se abre de repente al vacío. El agua se precipita fuera como si estuviésemos dentro de un jarra vaciándose. No se ve nada fuera. Todo es blanco. La niebla hace que no haya cielo ni tierra. Hemos recogido la cuerda y la única salida ahora es rapelar al vacío.



Teóricamente, con 40 metros de cuerda tocamos tierra. Le doy 60 metros a mi hermano y comienza el descenso. Con un pie a cada lado de la pared, el chorro de agua le pasa entre las piernas. Llegará un momento en que habrá que atravesarlo, para que sea el chorro el que esté encima. Se lanza sin pensarlo y dejo de verlo y escucharlo.

Pasan unos minutos. La cuerda sigue tensa, y noto leves vibraciones. Eso es que sigue bajando. No veo nada, sólo escucho agua.

Poco después, noto la cuerda menos tensa. ¿Habrá encontrado una repisa? ¿Seguirá el descenso después? Sigo sin escuchar su silbato.

Tras un par de minutos sin "noticias", inicio yo el descenso. Mi respeto está rozando el miedo. Cruzo el chorro de agua y todo lo anterior se convierte en efusiva emoción. Una cascada cae sobre mi cabeza mientras cuelgo de una pared pirenaica a más de 2.000 m de altitud. No la veo, pero sé que bajo mis pies hay una pradera verde rodeada de tresmiles. Espero que Lucas y su mamá nos acompañen dentro de poco.

Comienzo a ver el suelo mientras sigo mi descenso. La cuerda se desvía de la vertical, buscando una repisa lateral. Allí está mi hermano esperándome tranquilamente. Cuando llego a él, me pregunta por qué he tardado tanto... Se ha desviado de la vertical porque no estaba convencido de que la cuerda llegase hasta la base de la cascada, y tiene razón. Seguramente nos habrían faltado unos pocos metros. No importa. Destrepamos fácilmente lo que queda hasta las praderas del valle glaciar de Pouey Aspé.

Bajo la cascada final.


Un barranco, un almuerzo.


Barranco de Tourettes. O casi...


La niebla está levantando, pero no nos deja ver completa la cascada de Boucharo. Sin quitarnos el neopreno, seguimos caminando por el fondo del valle. En el momento que se encaje, comenzará el barranco de Tourettes.

Hacía unos días, desde el puerto de Tentes se veía todo el entorno. Era un día soleado. Únicamente caía algún hilillo de agua aquí y allí. Hoy vemos cascadas por todos lados. Casi cualquier cauce parece tener interés barranquístico. Precioso. Mal asunto para nuestros planes.

¿Y eso estará abierto o por abrir...?

En un estrechamiento del valle, intuimos un primer encajamiento, pero nos engaña. El barranco empieza realmente casi un kilómetro más abajo. Su inicio es claro: se verticaliza y hay instalación. Poco antes, salto a una pequeña poza. ¡El agua está helada! No es esto lo que me preocupa, sino que incluso en unos inofensivos rapidillos ya empuja bien. Efectivamente, cuando llegamos a la primera instalación, para dos pequeños resaltes consecutivos, la fuerza del agua es considerable; las marmitas siguientes están blancas. Demasiado para nosotros, sobre todo sin conocer el barranco.

Barranco de Tourettes superior.

Au revoir, Tourettes. Otra vez será. Ponemos cara de pena, nos quitamos el neopreno y bajamos andando hasta Gavarnie.

Al fondo, la parte baja de la cascada de Gavarnie. Desde la senda del Tourettes.


Barranco Forronías


Para el domingo de vuelta habíamos contemplado el Cassiès, que nos pillaba bien de camino. Visto el panorama de lluvias, decidimos pasarnos a España y probar suerte por allí. Además, Javi y unos compañeros del Ribereño andaban barranqueando por el valle del Gállego. Quedamos con ellos en Panticosa para bajar Forronías, que no lo conocía.

En esta ocasión no puedo dar muchos datos de la aproximación, porque en lugar de preocuparme por la aproximación, me limito a seguirles con la boca abierta: "¿Falta mucho? ¿Hemos llegado ya? ¡Me cansoooo! ¡Tengo pis! ¡Quiero agua! ¿Seguro que es por aquí? ...". Vamos, lo que ellos me hacen a mí habitualmente, jejeje.

Comenzamos el descenso al pie de un agujero artificial para alguna canalización de agua, o algo parecido. Está bien para cambiarse a la sombra. Corre agua, lo que no debe de ser habitual en la primera parte. Solamente encontramos secos un par de rápeles.






En alguna cabecera vemos algunos tacos bastante nuevos (spit y parabolt), mientras que la instalación presente resultaba roñosa. ¿Amigos de lo ajeno? Eso parece, por desgracia...

La verdad es que no me resulta un barranco espectacular. Las vistas están muy bien, aunque venimos de Gavarnie. Lo más llamativo es el rápel volado final. Es decir, para repetir si pilla por la zona y no hay grandes ideas.


Esta vez vuelvo a casa sin saltos ni toboganes, con un par de muescas más. Ya van 104.