miércoles, 2 de julio de 2014

Cascadas del Duratón o Arroyo del Puerto

O, como se le conoce mejor, el barranco de Somosierra.


¿Qué mejor para una tarde de verano (o eso creíamos...) que aprovecharla bajo una cascada? Una buena ocasión para practicar de cara al finde y para que los nuevos vayan cogiendo rodaje ¡y muescas!

Hubo que sacrificar la siesta, después de levantarnos a las 5 para currar, pero nadie se quejó lo más mínimo. Anunciaban tiempo variable y así lo demostró una intensa granizada de 3 minutos que nos despidió en Aranda. Casi mejor, que me habían dicho que sólo bajaba un hilillo de agua por Somosierra.

Cara de "hoy no siesta". Al fondo, la A-1.

Llegando por la autovía, efectivamente se veía el barranco escasito de agua, pero suficiente. Aparcamos en la carretera y al lío. Como hacía calorcito, decidimos dejar las chaquetas del neopreno en el coche y llevar sólo el peto. Hay dos formas de subir, aunque yo siempre lo he hecho por la izquierda orográfica; sin embargo, da la sensación de que la derecha te hace subir menos y es más directa. Para la próxima, habrá que probarla. La subida es evidente y sin complicaciones. Una vez arriba, ¡cuidado con las garrapatas, que vimos más de una!

Terminando de disfrazarnos.

El arroyo en esta primera parte discurre muy vestido de vegetación. Mis compañeros decidieron seguir el cauce y pelearse con los matojos, pero yo soy más señorito, y no me acerqué hasta casi el primer resalte, que ofrece el único medio salto del recorrido. Ojo, porque no cubre ni dos metros, aunque el fondo es regular. En contra de lo esperado, ¡el agua estaba helada! Pero ya sabemos que aquí, nadar, poco...

Un resalte con cordino en el tramo inicial vegetalizado.
El único salto del descenso.

Enseguida llega el plato principal del barranco: la cascada de 30 metros. Realmente son algunos menos, según indicó nuestra cuerda de 60. Hay dos resaltes previos: el primero se destrepa con facilidad, y el segundo está instalado con pasamanos en fijo, aunque preferimos rapelarlo, por eso de practicar.

Pasamanos de aproximación.

La instalación para el rápel largo se encuentra al final del pasamanos, que aprovecha una repisilla de 10 cm por la que avanzar caminando. Al principio cae separado del agua, pero hacia la mitad te mete de lleno, inevitablemente. Con este caudal es divertido; con mucha agua, llega a empujar con alegría. Recomiendo llevar una funda de roce para la primera arista tras la reunión. Después, la cuerda apenas roza hasta el final.

Rápel principal.

Tras él, llega una rampa de unos 25 metros. Intentamos destreparla (más bien, la destrepé y la trepé), pero en algunos puntos era especialmente resbaladiza y preferimos utilizar la cuerda.

Otra rampa, esta sí fácilmente destrepable... ¡o toboganeable, si no le tienes mucho aprecio a tu culo! Entre todos, bajamos de diversas formas, desde tobogán sin conocimiento hasta caminando con precaución. Realmente, parece fácil hacerse un poquito de daño, pero salimos todos ilesos.

Pasamanos de aproximación al último rápel.

Y terminamos con el último rápel, cuya base no se ve desde la cabecera. Un químico retrasado permite instalar un pasamanos recuperable, para acercarnos con total seguridad.

Último rápel.

En este punto estábamos bastante fríos ya. Eso de dejar la chaqueta había sido algo aventurado, porque justo tras empezar el Sol se escondió e incluso nos cayeron algunas gotas. Pero con una carrerita hasta el coche para entrar en calor, todo solucionado.


Debo advertir de que este descenso se prohíbe algunos años entre Marzo y Junio por anidación de aves, así que informaos antes de hacerlo. Por otra parte, creo recordar que el año pasado hubo problemas entre muchas de las empresas que lo trabajaban sin permiso del Ayuntamiento de Somosierra y los vecinos, pero creo que eso no afectaba a los particulares como nosotros. En cualquier caso, razón de más para respetar al máximo el entorno.


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